El sol es un factor de riesgo para la piel si no tomamos recaudos. En este artículo te contamos cuáles son los riesgos y cómo cuidarla para poder disfrutar del verano sin problemas.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Es nuestra barrera contra el mundo externo. Una barrera que tiene que ser cuidada a diario sobre todo de la exposición al sol, en todas las estaciones del año pero más aún en verano. Si bien la luz solar es esencial para la buena salud, para la generación de vitamina D, para la circulación sanguínea, para mejorar el estado de ánimo o conciliar el sueño, si no se toman los cuidados necesarios puede tener sus riesgos.

Año a año el daño producido por los rayos solares se acumula en la piel. De esta forma, lo que solía ser una cuestión estética, el bronceado, se transforma en un problema de salud. Por eso, es importante cuidarnos del sol desde temprana edad y tomar conciencia sobre la peligrosidad de esta práctica. Hay tres tipos de rayos solares, los UVC que no llegan a la tierra, los U|VA que penetran en la piel causando envejecimiento de las células y los rayos UVB, que son los responsables principales de las quemaduras y de los distintos cánceres de piel.

El sol y sus riesgos

Los rayos solares pueden producir efectos negativos, algunos de ellos a corto y otros a largo plazo. Desde envejecimiento y pérdida de la elasticidad de la piel de forma prematura, manchas en la dermis, quemaduras, reacciones alérgicas, sarpullidos, ampollas, hasta cáncer de piel como carcinoma o melanoma. También insolación acompañada de fiebre, escalofríos, dolores estomacales y mareos. En Argentina se detectan 129 mil casos por año de cáncer de piel, por estas razones, protegernos del sol es crucial.

¿Cómo cuidarnos?

* Usar bloqueador o protector con Factor de Protección Solar (FPS) alto, todos los días, inclusive en los días nublados. Aplicar 30 minutos antes de salir y volver a colocar cada 2 horas. Si es resistente al agua, mejor.

* No exponerse al sol en el horario de mayor peligrosidad: de 10 a 16 horas. Buscar la sombra, usar ropa adecuada que proteja nuestra piel. Implementar el uso de gorro y anteojos ya que puede producir daños oculares.  

* Hidratarse, la piel va a estar más saludable si nos mantenemos hidratados tomando dos litros de agua de forma diaria.

*Las personas tenemos distintos fototipos de piel. Aquellas de piel blanca, ojos claros, pecas o pelo rojizo son más vulnerables a la exposición solar.

* Realizar un chequeo anual. Es necesario visitar a nuestro dermatólogo una vez al año para que pueda analizar el estado de la piel y de los lunares. Los controles pueden detectar eventuales lesiones cancerígenas a tiempo.

*Si se expuso al sol y tiene algún síntoma como sarpullidos, alergias, ampollas, quemaduras, acompañado de insolación, recurra al médico.

Para tomar conciencia

El bronceado es valorado estéticamente tanto en mujeres como en varones. Pero desde hace un tiempo, los profesionales de la salud pusieron alertas sobre la costumbre de “tomar sol”. Incluso, las camas solares son fuente de radiación ultravioleta también tienen los mismos riesgos. Es necesario tomar conciencia, respetando horarios y utilizando la protección adecuada podemos exponernos al sol con menos riesgos, solo es cuestión de cuidarse.

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